miércoles, 8 de febrero de 2012

MIA SERA LA VENGANZA PARTE V FINAL por Látigo continuación de LADY NUDOS

- ¿No te gustan los choquitos fritos “amore”...? –pregunté con ironía mientras mordisqueaba una de las tiras de aquel primo lejano del archiconocido calamar, pero de carne más blanca y jugosa. Estos deliciosos animalitos son oriundos de Huelva y por eso por ahí se nos conoce como “choqueros”.

Muy ricos... –exclamas mirándome seriamente. Percibo tus sentimientos. Por un lado estás caliente... me deseas... ¡o mejor dicho, deseas que esa especie de “medio-placer” algo enfermizo... sea liberado; que se manifieste y poder disfrutar primero... y descansar después. Por el otro me estás empezando a odiar, por que me obstino molestamente en ir en contra de ese devenir natural y lógico. Piensas algo parecido a que tengo en mis manos el volante de un bólido de muchos cilindros y aún más caballos y, en vez de darle salida a toda la potencia y disfrutar los dos como potros al galope, lo tengo toda la tarde casi al ralentí..., a punto de calarse. ¡Si supieras, amor, lo que deseo, sin embargo, meter la marcha, apretar el acelerador hasta el fondo... y escapar contigo desatando todo tu poderío... quemando neumáticos hacia el lejano horizonte: el orgasmo más brutal que podamos conseguir. ¡UUUAAAUUUU!.

¡Tienes razon... al pensar –probablemente- así... pero lo que yo intento contigo es llegar a un punto en el que realmente esa potencia explote fuera de todo control a costa de contenerla... por pura y urgente necesidad! ¡Quiero llevarte al punto de la explosión ciega...! Quiero ser el modulador... o mejor: el liberador, de todo ese fuego que arde en tus entrañas y que te hace serdiferente a muchas otras mujeres. ¡Quiero que ardas de la pasión pura... y, de paso, que me consumas a mi en la deflagación como a una pavesa... ¡a riesgo, eso sí... de quemar el motor para siempre y que me mandes a paseo!.

Después de la tienda, fuimos camino del restaurante y, a mitad de camino, te arrastré suavemente a un portal. ¿Sería ahí donde, tras besarte apasionadamente, tras arremangarte la fina tela negra del largo vestido, entraría en ti desesperado, a la vista de posibles vecinos, tras el hueco de aquella escalera? ¡No! ¡No fue ahí! ¡Ahí fue donde metí la otra bolita en tu ya hinchado sexo y le coloqué una pesita extra de 10gr... a la argollita que quedaba fuera!. Quince gramos colgando un poco por encima de tus rodillas y dos bolas que chocaban en tu interior al caminar... y una dama encantadora a punto de asesinar a su “partenaire”, sin saber si sentirse “cachonda”, o ridícula.

Decido llevarte a un precioso pub que hay al lado del mar. Te traigo una copa y te abrazo. Tengo que prometerte que la espera merecerá la pena. Tengo que decirte cuánto te deseo, ¡cuánto placer quiero darte! ¡Necesito que me creas! ¡Necesito que tu motor no se enfríe! ¡Tenemos una carrera que afrontar...! ¡La meta será la locura...! ¡Créeme!

Me suplicas ya que haga contigo lo que tenga que hacer, por que comienzas a sentirte estúpida y yo me esfuerzo en requebrarte al oído, ¡en que el roce de mis labios en el lóbulo de tu oreja, en tu nuca, te queme como lava...!. ¡Nunca a nadie le recité como a ti entonces...! ¡A ninguna me atreví –tímido tal cuál soy- a decirle nunca las picardías que a tí te dije...! ¡Nunca a nadie hice sentir a sus espaldas un aliento más abrasador, una erección más brutal, una calentura más grande...! ¡Lo necesito nena...! ¡Necesito tener a raya todos tus caballos hasta que tu motor esté en su punto óptimo de temperatura..., por que aún te voy a apretar más las tuercas y ya me la estoy jugando!

Otro rincón oscuro, otra pesita... tras dos oportunas copas de una buena bebida... la noche avanza y el pub comienza a animarse. Está cerca el verano y la gente desea salir y disfrutar de la noche al lado del mar. Pronto será verano y aquellos lares se convertirán, cada noche, en un valle “seminal”... con el aire repleto de hormonas y una pequeña orgía repartida en cada duna de aquellas playas.

¡Ah... viva el amor...!

Comienzas a estar “chispa”... ¡y yo!. Las tres copitas que llevamos en el cuerpo, la música y la atmósfera de aquel chiringo te sientan bien y ayudan a mi propósito. Tengo suerte de que, en vez de aburrirte y enfriarte, estés cada vez más caliente y comiences a tomar la iniciativa. Has pensado que si yo me empeño en no ir más allá,  me vas a empujar a base de ponerme hirviendo como la pita de una olla.

Comienzas a tocarme cada vez con más lascivia. ¡A llevar la batuta de nuestra sinfonía! ¡No puedes más... necesitas alcanzar el clímax o relajarte de una vez... y vas a hacerlo aunque sea arrastrándome a una de las dunas más cercanas para fo-llar-me de una vez por todas! ¡Eso si... piensas que después no querrás volver a verme ni en pintura!

Pero, amada mía... esta es una estrategia de mentes... de poderes, y tú estas ahora en el nivel que necesito.

- ¡Baila para mi...!. ¡Por favor...! –te suplico.– Necesito que vayamos a la pista y que me pongas tan caliente  que me lleves al borde de la locura –suspiro.- ¡Necesito ver como contoneas tus caderas, e imaginar lo que sientes con lo que tienes dentro de tu sexo. Imaginar la calentura que experimentas moviéndote como una serpiente con ese peso extraño balanceándose entre tus piernas!.

Decides hacerlo..., ¡generosamente!: otra me habría mandado ya a la mierda... pero tú eres especial. No te asusta jugar al límite... siempre estás dispuesta a ir un poco más alla.. No eres de las que te tiras al pozo en plan suicida, pero no te da miedo sentarte sobre el brocal. ¡Te adoro por ello!

Bailas como Lilith bailaba cada noche ante Adán delante de mí. Miras mi –“paquete” abultado que da miedo. Me penetras con tus ojos ardiendo como ascuas... –¡Fóllame ya...!  -me estás diciendo a gritos sin mover los labios. -¡FÓ-LLA-ME- YA, CABRÓN!.

Me pego a tí. La pista se ha llenado. Te abrazo por la espalda y te aprieto contra mi erección. Tu contoneas tu culo llevándome casi al orgasmo. Das un gritito de sorpresa y placer cuando sientes como un pequeño vibrador escondido en mi mano hace contacto en tu bajo vientre... sube por tu estómago... recorre tus senos, llega a tus pezones. La gente comienza a mirarnos. El artefacto no se ve, pero nuestra actitud llama la atención. Hay caras de indiferencia, desaprobación, curiosidad divertida y algunas hasta de excitación. ¡Pues os fastidiáis...! ¡Hoy no estáis invitados a esta fiesta!

Voy a por dos chupitos... ¡LA ÚLTIMA COPA...!. ¡Y después...!

¿Piensas que mi capacidad de sorprenderte y de hacer que me quieras estrangular ha llegado a su límite?. ¡Que equivocada, preciosa!. Casi sentí los puñales clavados en la espalda cuando te traje de la mano hacia una de las esquinas de la pista y, en uno de los postes de la estructura que cubría el chiringuito, enganché otro de los latiguillos de nylon con un candadito... el otro extremo lo uní al hilo que circundaba tu cintura. ¡Vamos... como quien dice... te até al poste!

- ¡Tu usaste cuerdas para tenerme a tu merced...! ¿Te acuerdas? ¡Yo usaré el hilo de una araña...!. No tardaré mucho.

Te hago esperar unos cinco o seis minutos amarrada a un poste sin que te puedas escapar a menos que cortes el hilo o te hagas daño en la piel. ¡Así me vengo de aquellas deliciosas cuerdas que me ataron a mi a mi propio y dulce tormento en el pasado! ¡Mis lazos son transparentes y leves, pero muy fuertes!. Mis cuerdas son distintas de las tuyas... son más Utópicas que reales... pero pueden dejar más marcas.

Nos hemos bebido la última copa, nos hemos montado en el coche y te he llevado al mirador que hay entre El Portil y El Rompido. Dos localidades costeras de Huelva. A unos treinta metros de altura sobre el mar pasa una carretera que une ambas localidades con Huelva y hay un apeadero con espacio para aparcar unos diez coches frente a una barandilla de forja, tras la cuál, si te asomas, verás el mar y una isla (más bien un banco de arena) en forma de flecha asomando a la superficie como si se tratase de un barco.


Te hago salir del coche. Estamos debajo de una farola. No pasan muchos autos y lo hacen deprisa. Nos podrían ver, pero... ¡me importa ya un carajo que lo hagan, y a ti... también!. ¡Más morbo!

Nos asomamos a la barandilla. El panorama es precioso. La luna llena riela sobre el mar y arranca esquirlas de plata. Yo me pego contra tu trasero respingón y levanto tu vestido desde atrás. Por primera vez tengo un buen y tranquilo panorama de tu precioso culo y las pesitas colgando de tu linda vulva, hinchadita... y algo entreabierta. Aromas especiados a hembra acuden a mi rostro en un mareante “coupage” de mixturas que me excita hasta el límite. Debajo de tu falda huele a mujer, a perfume, a sexo y yo aspiro ese olor como el más convencido de los enólogos saborearía el olor del vino más caro del mundo.

Mmmmm..... aaaaaah.

-¿Ya te has llenado la nariz...? ¿Te gusta el manjar que guardo aquí para ti, pesao? ¿Pues añádele la zanahoria... y hagamos un guiso... cabrón! ¡Que me tienes ya “mu quemá”...!

- ¡Abre un poco las piernas... antes de que te haga llegar al cielo, bombón!...

Una a una voy colgando todas las pesas de la arandelita, entre caricias dedicadas a todo tu coño primero y largos lametones después. Ahora estás por fin suspirando... para después gemir. Cuando me apetece pongo en marcha el mini-vibrador y lo acerco a una u otra de las pesas... 135 gr tirando de las bolitas hacia fuera hacen que la vibración se propague por el hilo y llegue amortiguada hacia tu ser. Tu sexo se relaja y comienza a abrirse.

Te hago que pongas una de tus piernas sobre el parachoques del coche con la falda arremangada, me coloco debajo tuya y empiezo a ofrecerte el cunnilingus más morboso de cuantos te hayan practicado nunca... (o por lo menos uno de los más raros). Tu vagina se entreabre y se cierra como si boquerara un pez... no consigo llevarte al punto que quiero... necesitas no sólo recibir placer para ponerte cachonda del todo... ¡tu necesitas darlo amor mío!

Descorro mi correa y bajo mi bragueta. Llevo tu mano a mi poya... ¡no necesitas que la invitación vaya a más...! Está a tope y parece gritar de rabia salvaje cuando se ve libre del pantalón, apareciendo ante tus ojos brillante y casi tumefacta, a punto de explotar. Podría ser una buena fruta para ser comida... ¡si fuese una fruta, claro!. A ti no te importa que no lo sea... cuando, sin preámbulos, abres la boca y la insertas en ella, “arreando” un terrible chupetón que está a punto de provocarme una inmediata eyaculación.

- ¡UUUUUuuuuuuuf!

Te afanas en hacer que mi hombría llegue casi hasta la luna. ¡Por dios que casi lo consigues! Mi excitación te lleva un escalón más alto en la tuya... lo noto por que me doy cuenta de que vas haciendo pausas y dirigiendo la mirada de reojo a tu entrepierna. Lo que tienes en ella te está provocando placer por que sientes como la vulva se te abre entera a causa del peso: quiere expulsar esos elementos extraños en ella... y tiene hambre de “otra cosa”. ¡Por fin estás a punto...!

Con tu pierna en alto, sobre el parachoques nuevamente, me vuelvo a colocar debajo tuya y aplico el vibrador directamente sobre tu clítoris, mientras con la lengua acaricio los labios menores y bufo de gusto. Tú me aprietas la cabeza contra tu sexo que chorrea dejando surcos por la cara interior de tus muslos y me regala todo su olor como la más carnal y hermosa flor del Pecado. Noto estertores. ¡Veo algo blanco que, acompasadamente junto con tus gritos asoma queriendo salir... pero sin atreverse todavía...! ¡Ahora salgo... ahora no... ahora sí...! ¡HUY..., casi...!

-¡Empújalo ya... coño...! ¡Empuja con todas tus fuerzas...!

Das un largo alarido de gusto y salen las dos pelotas en una explosión líquida que casi no provocan en mí dos cosas esa noche:

a)     Un ojo morado al impactar como extraños proyectiles en mi cara...
b)     Que no me ahogue con algo que no sé que sería... si orina,  fluido o ambos entremezclados... pero que a mí me supo como el agua de mar cuando sales de la playa un día de verano... ¡SALADA, pero A GLORIA BENDITA!

Creo que alcanzaste un intensísimo orgasmo... un muy necesario orgasmo que te estuvo rondando muy tímidamente casi toda la tarde y noche, ofreciéndote promesas de llegar a más... pero quedándose muuuuy por debajo del placer que podría hacerte experimentar. ¡Ya era hora!, ¿a que sí?. Por fin cerraste tu mente... y abriste tus piernas...  desdiciéndote de una de tus máximas preferidas:

Cada día tengo la mente más abierta y las piernas más cerradas

¡Un parto placentero!. Lo malo es que yo me he quedado con “aquello” más tieso que el banderín de un “corner”... pero por lo que veo en esos ojos oscuros y brillantes, tu placer no te va a dejar desaprovechar una buena erección..., rodeados como estamos de tanta belleza natural.

¡Cuidado, amigos... la gata anda suelta y a mí me encanta sentirme ratón...!

 .

1 comentario:

Utópica dijo...

Querido Látigo, no se que hacer contigo¡¡¡¡¡¡ Con que te ate y te deje a merced de Reinamora parece que no te ha bastado, quizás debe idear para ti algo "peor", mmmm. Mi mente no para y tu, estimado amigo, tienes todas las papeletas para que deposite en ti toda la "maldad" de la que soy capaz.
Ten cuidado, mira a tu alrededor, no sea que el "enemigo" esté mas cerca de lo que piensas.

P.D.: Eres genial y no querría que los lectores pasen por alto tu capacidad para el montaje de fotografías, absolutamente EXPECTACULARES.

Besos y cuidado.....