jueves, 24 de mayo de 2012

AQUELLA TARDE


Al llegar a casa y verla de espaldas, cubierta tan sólo por su fina bata de raso,mi excitación se dispara. Su culotte negro se deja entrever a través de la tela. La observo en silencio desde la puerta mientras permanece ajena a mi presencia.


Su pelo está recogido en esos moños imposibles que se hace para estar en casa y que dejan escapar los negros rizos sobre su delicioso cuello. El movimiento de su cuerpo acompañado por una música siempre alta, que se convierte en mi aliada, al igual que el mueble que está limpiando me detienen. Su cuerpo sube y baja dejándome ver todo su esplendor a través de la fina tela. Siento deseos de acercarme, sé que se asustará, pero eso me encanta, quiero pillarla por sorpresa. De un salto mi mano llega a su cintura y mis labios a su cuello; se vuelve ligeramente, me besa suavemente y continúa a lo suyo, como si fuera tan importante como para no poder interrumpir su tarea quizás … juguetona, intuyendo lo que pasa por mi mente. Subo delicadamente la parte de atrás de la bata ella protesta con voz mimosa. Me agacho, dejando mi rostro a la altura de sus nalgas.
- Déjame, ¡ tengo que terminar! 
Haciendo caso omiso de sus palabras, como si la música me impidiera escucharlas, agarro con fuerza sus caderas intentando impedir el contoneo de sus caderas.
- No voy a dejar que te escapes malvada y menos después de cómo me has puesto por teléfono.
Hundo mi lengua en ese culete deseado y lo mordisqueo. Ella continúa resistiéndose, moviéndose, divertida, para liberarse de la presión de mis manos en sus caderas. Agarro sus muñecas con fuerza y tiro hacia mí. Mi boca recorre todo su culo y busca su sexo… pero sus piernas están demasiado cerradas para permitir la incursión de mi lengua entre ellas. Me golpea, tiro de sus muñecas con fuerza obligándole a que arquee las piernas, momento que aprovecho para colar mi cabeza entre ellas. Mi boca, no mis labios, ni mi lengua; mi boca se apodera de su sexo hundiéndose en él. Está empapado y siento como un escalofrío recorre sus piernas cuando boca y sexo se unen. Rebozo mi cara contra él, impregnándome de su aroma, sintiendo en ella toda su humedad. Su sexo la delata, se entrega a pesar de sus protestas.

Sujeto su cuerpo por el culo, poco a poco la excitación le hace abandonar esa inútil resistencia y lentamente va cayendo al suelo sin que mi boca se separe de su sexo. No quiero dejar de sentir esa humedad … mientras ella comienza a retorcerse de placer. Separo suavemente sus piernas, abriéndolas de par en par y mi lengua la penetra sin contemplaciones. Entra y sale. Sale y entra. Entra y sale. Sale y entra, deteniéndose en su botoncito. Hoy no pararé hasta el final por mucho que me lo pida. No pararé hasta beber el elixir de nuestra pasión.Quiero sentir su placer extremo, ese momento en el que la incomodidad se ve superada por el placer. Abro sus labios para descubrirlo, rojo, henchido y deseoso y lo cojo entre mis labios, los contraigo sobre él para que note el deseo que me llena, ese deseo que hace que mi sexo este duro, muy duro, porque sabe que, en algún momento, le llegará su turno. Tendrá que esperar, mis labios llevan mucho tiempo sin probar ese manjar celestial.

Se excita al sentir el placer que me produce ver cómo se retuerce bajo mi cara. Necesitaré 
tiempo para satisfacerla antes de que el sexo invada los rincones que ahora recorre mi lengua. Su clítoris está entre mis labios; aprieto, suelto, aprieto y con mi lengua lo recorro en círculos. Noto como sigue creciendo, perdiéndolo a veces por los bruscos movimientos de su pelvis, que se eleva en un vano intento por detener mi lengua y atraer lo que más desea. Tendré que ser más duro. Sujeto sus caderas fuertemente contra el suelo para que mi lengua pueda seguir jugando con su sexo. No puede moverse y eso le excita y le hace chillar. Me pide que la suelte pero no lo hago.

 Es una pena que tenga que usar la fuerza para inmovilizarla. Si no fuera así, mis manos podrían ocuparse de esos dos botoncitos mágicos que tiene en el pecho. Podría acariciarlos, pellizcarlos, apretarlos para que también ellos sintieran mi deseo. Pierde fuerza, agotada por el placer, lo que me permite hacer aquello que mi mente imaginaba, consiguiendo que sus gemidos se eleven por encima de la música y que mi rostro sienta el líquido saltando con fuerza mientras sigo devorando su sexo, follándolo con mi lengua. Quiero recibir su líquido con el mismo deseo que ella recibe el mío, con el mismo placer; con la misma sensación de victoria que sé que la invade cuando consigue hacerme perder el control de mi cuerpo, cuando se hace con el dominio de mi deseo y mi voluntad se ve paralizada por sus caricias. El movimiento de nuestros cuerpos se calma lentamente, libero sus caderas, recostándome junto a ella, besando suavemente su rostro. 
Permanece quieta unos segundos, agotada por el esfuerzo del orgasmo. Bruscamente se levanta y antes de que me dé cuenta agarra mis manos con fuerza, colocándolas sobre mi cabeza y comienza a cabalgarme.... Pero esa historia tendrá que esperar a ser contada en otra ocasión.

Creado por la imaginación de J, alias AAA, convertido a relato por Utópica, corregido y retocado por J.
Vamos, lo que se llama trabajo en equipo.


POR UTOPICA

1 comentario:

COMPLICIDAD PERSUASIVA dijo...

Anónimo dijo...
que relato mas bueno.... me encantado.......me has excitado......besos... lili

25 de abril de 2012 22:07